Atrás quedan los primeros entrenamientos y partidos (con alguna derrota) del principio de temporada de este grupo de chicos que en su mayor parte era el primer año que se juntaban para cumplir su ilusión de jugar al baloncesto en un club federado. 

Poco a poco los jugadores con cada entrenamiento y cada partido iban mejorando la coordinación entre ellos y creciendo como equipo, comenzaban a ejecutar las estrategias y tácticas que los entrenadores les pedían y las victorias no tardaron en llegar. Me gustaría resaltar el gran nivel de los adversarios que estaban en nuestro grupo, con muchos equipos de altura y gran calidad. Eso hace más grande a los nuestros y más importantes las victorias obtenidas a lo largo de la fase regular..

De esta parte de la temporada hay que destacar las victorias obtenidas en casa contra equipos a priori muy superiores que quedaron por delante en la clasificación. Estos dos partidos épicos contra Las Rozas y Móstoles se ganaron por el gran sacrificio y entrega de nuestros jugadores, perfectamente dirigidos por el equipo técnico.

Semana tras semana, el pabellón del Juan de Austria se convertía en la batalla de las Termópilas. Al igual que unos pocos espartanos plantaran cara al todopoderoso ejército persa allá por el 480 a.C, nuestros jugadores hacían lo mismo derrotando una y otra vez a los adversarios que osaban acercarse a este prácticamente inexpugnable lugar (solo una derrota en casa ante el líder).

Al igual que los espartanos tienen prohibido rendirse, nuestros guerreros demostraron esa misma virtud en varias ocasiones. Una remontada con tintes heroicos fue la conseguida en Daganzo, donde nuestros espartanos pudieron darle la vuelta a una desventaja de 16 puntos bien entrado el tercer cuarto. La ovación por parte de todo el público a la salida del pabellón, en reconocimiento a la gesta realizada, quedará en el recuerdo de todos allí presentes como uno de los momentos mas emotivos de la temporada. Los entrenadores, el club y por supuesto los padres, tenemos que estar muy orgullosos del gran progreso que han tenido a lo largo de la temporada.

Valores como los ya comentados anteriormente, mas el ADN ganador y el orgullo en conjunto, con la garra que de sobra ha demostrado esta formación de jugadores, nos hacen ver los futuros emparejamientos de playoff con una gran ilusión y optimismo. Lo que está seguro, es que nuestros espartanos jamás se rendirán y plantarán cara a cualquier equipo que se enfrente a ellos. 

¡Vamos Juande! ¡¡Hasta el final!!